Los Sacramentos
sábado, 23 de noviembre de 2013
Unción de los Enfermos
UNCIÖN
DE LOS ENFERMOS
El sacramento de la Unción es el sacramento de la
esperanza teologal, de la esperanza de entrar en la Gloria; de la entrega
tranquila del espíritu en los brazos amorosos del Padre-Dios; en los brazos en
los que Cristo entregó el suyo desde la Cruz. No de una esperanza que fija su
meta en el bien físico de la salud corporal, sino de una esperanza teologal que
tiene puesta la vista en la resurrección de ese cuerpo dolorido que ahora está
ungido con el óleo, y en su destino final que es la Gloria.
No es un remedio terapéutico de la enfermedad del
cuerpo, pero al infundirle fe y esperanza al enfermo, bien puede aliviarle
suavizándole la enfermedad, haciéndola mucho más llevadera..., e incluso
sanándola, si ello ha de redundar en bien del alma. (Esta doctrina está
recogida en el Concilio de Trento, de acuerdo con la Tradición de la Iglesia)
En el sacramento de la Unción de los Enfermos se
realizan dos gestos o signos que tienen un profundo sentido: la imposición de
manos y la unción con aceite.
El mismo Jesús practicó el gesto de la imposición
de manos sobre los enfermos (Mc 6,5; Mt 8,3; Lc 4,40) y lo encargó a sus
discípulos (Mc 6,18), que lo practicaron habitualmente (Hch 9, 12.17; 28,8) Es
un signo de la bendición que este sacramento confiere.
Respecto a la unción, los seguidores de Jesús, aún
cuando estaban con él, ungieron a los enfermos (Mc 6,13) y el mismo Jesús
utilizará otros símbolos como la saliva (Mc 7,32-33; 8,23; Jn 9,6) para
devolver la salud. Esta unción con aceite simboliza la unción del Espíritu que
conforta y auxilia en la enfermedad, identificando al cristiano con Jesucristo
resucitado.
El sentido fundamental de este sacramento lo podemos concretar en estas afirmaciones:
El sentido fundamental de este sacramento lo podemos concretar en estas afirmaciones:
- A través del sacramento de la Unción, la Iglesia
se dirige al Señor para pedir la salvación y el alivio de sus miembros
enfermos, así como la fortaleza para aquellos que afrontan la debilidad de
la vejez.
- Por la Unción, el enfermo y el anciano se ven
fortalecidos en su fe porque se hace patente la relación profunda que su
situación guarda con la muerte y resurrección de Jesucristo.
- Este sacramento perdona los pecados de aquel que
lo recibe, haciendo presente la misericordia de Dios
- La solidaridad y el servicio de la Iglesia para
con sus enfermos y ancianos se concentran litúrgicamente en los gestos que
se realizan en este sacramento.
Son receptores del sacramento:
- Los fieles que por enfermedad grave o a causa de
su avanzada edad se encuentran en peligro de muerte. El sacramento puede
repetirse si el enfermo recupera de nuevo sus fuerzas después de recibir
la Unción de los Enfermos o si durante la misma enfermedad se presenta una
nueva recaída.
- Los que vayan a someterse a una intervención
quirúrgica como consecuencia de una enfermedad peligrosa.
Orden Sacerdotal
EL ORDEN SACERDOTAL
El Sacramento del Orden es una incorporación al
ministerio apostólico, por lo que su misión entra en relación con la misión de
Cristo y los Apóstoles tanto en los tipos de actividad que desarrolla como en
la apostolicidad del marco geográfico al que está dirigido.
· Los cristianos que reciben el sacramento del Orden quedan configurados para siempre a Cristo Cabeza, Pastor y Servidor de su Iglesia, con el fin de enseñar, santificar, guiar y servir, en nombre suyo, al Pueblo de Dios, cada uno según el grado del orden recibido.
· El Espíritu Santo es el agente principal de la ordenación, siendo la fuente de donde brota el carisma ministerial de enseñanza, santificación y dirección. Mediante el gesto de la imposición de manos se significa que los ministros ejercen su misión en el Espíritu de Jesús.http://www.aciprensa.com/moral/sacramentos.htm
· Dios suscita los ministerios en la comunidad y para la comunidad ( 1 Cor 12,7: 14, 3-12; Ef 4,12): Por eso, desde el Nuevo Testamento los ministerios no se conciben sin la comunidad.
· El ministerio a lo largo de todo el Nuevo Testamento se concibe como un servicio. Tomando como punto de apoyo (Mt 20, 20-28), la Iglesia apostólica y los Padres de la Iglesia hablan de los responsables y sus funciones utilizando el término "diakonía". Esta palabra significa servir a la mesa, acción que era desarrollada habitualmente por los esclavos. La acción diaconal de los ministros se concreta en el servicio a la palabra, en el servicio de la unidad y en el servicio a las mesas o caridad.
· El ministerio ordenado es colegial, es decir, que por el sacramento del Orden quien lo recibe para formar parte de un colegio que está formado por quienes lo recibieron con anterioridad.
· Lo mismo que en el Bautismo y la Confirmación, la participación en el ministerio de Jesucristo se otorga de una vez para siempre. Por este motivo, el sacramento del Orden imprime un carácter imborrable y no puede repetirse. (LG 21)
Matrimonio
EL MATRIMONIO
En la vida del varón y de la mujer se da un
momento en que, normalmente, brota el amor. Llevados de ese amor deciden entrar
en una comunión estable de vida y formar una familia. A esta decisión y
compromiso se llama matrimonio.
El matrimonio y la familia se cuentan entre los
bienes más valiosos de la humanidad. Son la célula fundamental de la comunidad
humana: "El bienestar de la
persona y de la sociedad humana y cristiana está estrechamente ligado a la prosperidad
de la comunidad conyugal y familiar" (GS 47)
Este compromiso público que se llama matrimonio,
tiene una serie de características que le distinguen de otras formas de
relación interpersonales:
http://es.catholic.net/conocetufe/365/- El matrimonio es una relación interpersonal que
se sitúa en una profundidad diferente a toda otra relación. Esto hace que
toda otra comunicación interpersonal anterior quede planificada por el
amor matrimonial y que toda posterior quede necesariamente coloreada por
ella.
- El amor matrimonial abarca a toda la persona, no
siendo sólo sentimiento, ley, obligación, radicando en esa tierra la
fidelidad. Una fidelidad creativa, abierta, enriquecedora, que es
ejercicio de la libertad y de la responsabilidad de la persona.
- Es una unión que provoca vida, que es creadora.
Si es cierto que no pueden identificarse sin más sexualidad y procreación,
sería absolutamente ingenuo negar que ambas están estrechamente unidas.
Por otro lado, la fecundidad matrimonial, que se manifiesta normalmente a
través de los hijos, puede desarrollarse en otros terrenos como la
acogida, la promoción de las personas, el arte.
- El matrimonio está llamado a su publicidad, es
decir, a que sea expresada públicamente la relación de amor entre las dos
personas a las que atañe, lo que implica una cierta institucionalización. http://es.catholic.net/conocetufe/365/
Penitencia o Reconciliación
PENITENCIA O RECONCILIACIÓN
Porque consagra un
proceso personal y eclesial de conversión, de arrepentimiento y de reparación
por parte del cristiano pecador.
Sacramento de la
confesión: porque la declaración o manifestación, la confesión de los pecados
ante el sacerdote, es un elemento esencial de este sacramento.
Sacramento del perdón: porque otorga al pecador el amor de Dios que reconcilia "Dejaos reconciliar con Dios" (2 Co 5,20). El que vive del amor misericordioso de Dios, está pronto a responder a la llamada del Señor "Ve primero a reconciliarte con tu hermano" (Mt 5,24).
Sacramento del perdón: porque otorga al pecador el amor de Dios que reconcilia "Dejaos reconciliar con Dios" (2 Co 5,20). El que vive del amor misericordioso de Dios, está pronto a responder a la llamada del Señor "Ve primero a reconciliarte con tu hermano" (Mt 5,24).
El sacramento de la Penitencia tiene un lugar relevante en la vida de la
Iglesia. Esta es consciente de que
Jesucristo le ha confiado, en los apóstoles y en sus sucesores, el poder de
perdonar los pecados. Por consiguiente, ha visto siempre en este sacramento el
signo del perdón de Dios confiado a la propia Iglesia. "Te daré las llaves del Reino de los Cielos; lo que ates en la
tierra, quedará atado en el cielo, y lo que desates en la tierra, quedará
desatado en el cielo" (Mt 16,19)
El Bautismo, el Cuerpo y la Sangre de Cristo y el don del Espíritu Santo,
nos han hecho "santos e inmaculados ante Él" (Ef 1,4), pero no eliminan la
fragilidad y la debilidad de la naturaleza humana - la inclinación al pecado -
. La lucha diaria del cristiano contra el pecado y la tentación es la
conversión con miras a la santidad a la cual nos llama Dios.
http://www.urp.edu.pe/capellania/index.php?urp=sacramentos
http://www.urp.edu.pe/capellania/index.php?urp=sacramentos
Eucaristía
EUCARISTÍA
La
Sagrada Eucaristía culmina la iniciación cristiana. Los que han sido elevados a
la dignidad del sacerdocio real por el Bautismo y configurados más
profundamente con Cristo en la Confirmación, participan por medio de la
Eucaristía con toda la comunidad en el sacrificio mismo del Señor. Cristo
instituyó en la Ultima Cena, el sacrificio eucarístico de su cuerpo y su Sangre
para perpetuar por los siglos el sacrificio de la cruz y confiar el memorial de
su muerte y resurrección a la Iglesia. Es signo de unidad, vínculo de amor,
banquete pascual en el que se recibe a Cristo.
La Institución de la Eucaristía
El Señor, habiendo amado a los
suyos, los amó hasta el fin. Sabiendo que había llegado la hora de partir de
este mundo para retornar a su Padre, en el transcurso de una cena, les lavó los
pies y les dio el mandamiento del amor, para dejarles una prenda de este amor,
para no alejarse nunca de los suyos y hacerles partícipes de su Pascua,
instituyó la Eucaristía como memorial de su muerte y de su resurrección y
ordenó a sus los apóstoles celebrarlo hasta su retorno, "constituyéndoles
entonces sacerdotes del Nuevo Testamento" "Yo
soy el pan e vida. Sus padres comieron el maná en el desierto, pero murieron,
aquí está el pan que baja del cielo para comerlo y no morir. Yo soy el pan vivo
bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre. Pero además, el
pan que voy a dar es mi carne, para que el mundo viva... el que come mi carne y
bebe mi sangre, vive de vida eterna y yo lo resucitaré en el último día."
(Jn 6, 48-60).
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